Después de conocer la triste noticia de la dimisión de Steve Jobs como CEO de Apple, la compañía ha anunciado que, tal y como recomendaba el propio Jobs, Tim Cook se convierte en el nuevo CEO. No es un puesto desconocido para Cook, que ya llevaba desempeñando el cargo desde la baja por enfermedad de Jobs a principios de enero (también estuvo en 2004 y 2009, igualmente por los problemas de salud de Steve Jobs).
Como siempre en Apple, no parece que ni la dimisión de Jobs ni el nombramiento de Tim Cook hayan sido decisiones precipitadas. Todo forma parte de un plan trazado desde hace tiempo con la intención de que estos movimientos afecten lo menos posible a la buena marcha de la compañía. A pesar de su dimisión, Jobs continuará formando parte de Apple, esta vez como presidente de la junta directiva. Abandona el día a día (que ahora recaerá en Cook), pero seguirá teniendo influencia en las decisiones estratégicas. Además, no olvidemos que Jobs se había rodeado de un magnífico equipo de trabajo (Jonathan Ive, Scott Forstall, Phil Schiller, etc.) que seguirá como hasta ahora.
Es probable que en las próximas semanas Apple anuncie una keynote para presentar el nuevo iPhone y la actualidad se centre de nuevo en la actividad de la empresa y no en quién está al mando de la misma. Será, sin duda, la mejor noticia para la compañía.